Tras el anuncio de los cambios que pretende introducir la RAE en nuestra lengua, que todavía están por ser ratificados el 28 del presente, estoy sorprendido e indignado. Mucho.
He escuchado infinidad de veces eso tan bonito de ‘la lengua es el más preciado de nuestros tesoros, debemos cultivarlo y hacer todo lo posible por no perderlo, bla, bla, bla,…’. Ese argumento se ha esgrimido en multitud de ocasiones cuando los prebostes de la cultura se sentían atacados.
Papel mojado.
La mayoría de estas nuevas normas pretenden, según he entendido, acercar la norma a la forma, es decir, en vez de educar a la gente para seguir la norma, y preservar así la conservación de la lengua, se cambia la norma para que sea esta la que siga a la forma que tiene la gente de destrozar el idioma. Maravilloso. Si no puedes con tu enemigo, únete a él, y ayúdale en este caso a cargarse el castellano.
‘Es que en la mayoría de países hispanohablantes, a la y griega se la llama ‘ye”. Pues me parece fantástico y maravilloso, pero deberíamos dar un puñetazo encima de la mesa de una santa vez, dejar de ser pusilánimes e imponer el criterio del país creador del idioma. Y este argumento me vale también para la soberana tontería de eliminar los acentos diacríticos. ¿Qué es eso de que ‘ya se resolverá por el contexto’? ¿Es tan difícil enseñar apropiadamente el uso del castellano? Estos cambios traen la política del ‘todo vale’, por lo que la gente ni se molestará en aprender. Total, ya vendrá la RAE que bueno lo hará.
Muchos me tildarán de ‘dictador inflexible’, pretendiendo imponer la norma por encima de todo, sin querer escuchar al pueblo. Pero es que esta moda que se lleva desde hace ya tiempo de que ‘el pueblo es el que tiene razón’, ‘el cliente siempre lleva la razón’… ¿nadie se ha planteado que alguna vez pueden estar equivocados? No siempre el cliente tiene la razón, y no siempre el pueblo es soberano. De hecho, para educarles existen las leyes y las normas, normas que en este caso la RAE quiere tirar por la borda.
Y cuidado, no me considero perfecto, ni mucho menos. Cometo faltas de ortografía como el que más, estoy seguro, pero intento aprender de mis errores y no volverlas a cometer.
Solamente me queda la esperanza de que el próximo día 28 no sean ratificadas estas nuevas normas. Si no es así me sentiré muy decepcionado, y todo aquello que aprendimos los de mi generación en aquellas clases de Lengua quedará en papel mojado.
Me da la sensación de que, tanto tú como yo, nos sentiremos decepcionados el próximo día 28… 🙁
Eso me parece a mí… 🙁
Totalmente de acuerdo contigo.
Me alegra ver que compartimos opiniones, aparte de otras cosas 😉
Después de todo lo que nos enseñaron, e insistieron, e incluso suspendieron a veces por no hacer bien, ahora dicen que no hace falta. Me siento engañado, de verdad. Es como si ahora en lugar de asegurarse de que se hacen bien las cosas, como la gente nunca lo hace porque no saben, lo cambian. De aquí a nada, dirán que escribir aquí así: aki (ya hasta le quito la tilde) estará permitido.
Esa es la otra sensación que experimento, me siento engañado 🙁
Ya es todo oficial… las 22 Academias de la Lengua Española han aprobado hoy la nueva Ortografía…
Se vuelven a permitir las denominaciones de “ye” o “i griega”, “be”, “be alta” o “be larga”, y no se condena el acento de “sólo” 🙂
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/28/cultura/1290974041.html?a=a9ff6d9895caf9a62263b94c68b39c2b&t=1290983237&numero=
Día triste entonces. Al menos se han librado la i griega y el acento de sólo, algo es algo…
Gracias por la info! 🙂
Creo que alguna vez lo he dicho, pero lo repito ahora. Todo esto no es más que pretender, por la vía rápida, corregir un problema de educación en el que se debió haber insistido en las aulas y no ahora, a todo pasado, a fuerza de adaptar el idioma a sus gentes. Cosas similares marcaron el que existiera un latín vulgar y otro más culto o formal.